Las chapas.

Alguna vez se ha preguntado ¿Por qué a carecaldo le dicen carecaldo?
Si, la chapa, el apodo, el sobrenombre, son sinónimos de lo mismo.
Esos rótulos se arraigaron a nuestra cultura, dejando en algunos casos el verdadero nombre de la persona en un segundo plano.

¿Pero porque pasa esto? ¿Es cultura o pura joda?
No lo se, y este su servidor no lo entiende. El diccionario lo define como:

Apodo
1. m. Nombre que suele darse a una persona, en sustitución del propio, normalmente tomado de sus peculiaridades físicas o de alguna otra circunstancia:
"el Litri" es el apodo del torero Miguel Báez.

Si esa caricaturización del nombre. A veces divertida, otras veces molesta, pero igual reconocida por todos.

Circunstancia para un apodo.
Hay infinidades, pero siempre debe haber un emisor, que es el que creativa o vilmente pone el apodo y un receptor que es el que asimila la chapa. De este último depende en gran medida el éxito o no del sobrenombre. Una acción, un corte de pelo, una camiseta, un olor, en fin cualquier cosa puede desencadenar un apodo o chapa, que bien puede durar 5 minutos mientras el emisor y el receptor hacen mofa “tiran caja” o puede acompañarte para toda la vida.

Historias de Chapas.
Andrés Jaramillo. Más conocido como PAPAS.
Las papas, tan comunes en nuestra cultura, las hay negras, blancas, capiras, criollas, en fin, este es un país de papas.
Andrés Jaramillo gustaba de comer cositas en paquetico, cheetos, galletitas y claro papas. Un DIA decidió que las papitas eran de su preferencia, el señor tendero al verlo contento comiendo dichas botanas, lo llamo amistosamente papas.
Pues un inocente comentario hizo que el nombre de Andrés Jaramillo, dejara de ser relevante y el apodo papas surgió para quedarse.
Andrés creció y fue al colegio, donde alguien que lo conocía lo llamó papas, pasó lo mismo en la universidad, inclusive en el trabajo. Es la historia de cómo un apodo puede trascender de maneras insospechadas.

Mi experiencia con las chapas.
Yo en mi vida eh puesto muchos apodos, así como también los eh tenido. Mi apariencia física y mi forma de ser hacen de mí un blanco fácil para la mofa, no obstante siempre eh evadido los sobrenombres logrando que dichas "chapas" no queden inmarsecibles en la cabeza de las personas. Hasta hoy.

Las condiciones estaban dadas, tuve un “bad hair day” uno de esos días en los que el pelito no colabora, un evento en la empresa donde trabajo era el escenario perfecto para una burla a gran escala por XoY circunstancia y para rematar el evento remataba con una sorpresa, un acto principal que mantenían en secreto las directivas de la institución.
Paso el día, un martes lento. Llego la tarde y a las 4 subimos a el auditorio donde nos esperaban las directivas.
Pasaron los actos de protocolo y llego el acto principal. OH Mi Dios.
Claro que diversión eran dos trovadores. Ahora si el desastre se veía venir, estaba todo. El interlocutor y una cantidad enorme de receptores que harían de este momento algo memorable.
Empezaron su show. Yo me encontraba en una mesa al fondo del recinto, medio escondido para evitar la temida burla. Todo iba bien hasta que uno de este individuo noto un muchacho de gafitas en la parte de atrás.

Acto seguido en una trova dijo algo así como:
“El muchacho allá de gafas, no se puede esconder, con esas gafas tan feas se cree Clark Kent.
Será por el copete que se peino hoy, yo creo que no es Clark Kent mas bien es el Superboy”
…
Risas, muchas risas… estaba acabado, mucha gente en el recinto no conocía mi nombre, pero ahora gracias a este par de malparidos, ya sabemos cual será el referente. No van a ser las gafas, no va a ser el copete, ni siquiera el nombre, va a ser el apodo. Impecable y certero.
Ahora solo espero que esto pase rápido y que el chascarrillo aquel pase desapercibido. Pero no soy optimista, nunca había estado en condiciones tan perfectas para ser apodado de alguna manera.
Justicia divina, quien sabe.

Sergio Andres Eusse.