viernes, 14 de noviembre de 2008

Series del desencanto




Sin Razón



Estuve buscando una razón para justificar el nombre de esta sección del blog, después de pensarlo, me di cuenta que tal vez esa tarea no me compete a mi y tampoco debería esperar que lo haga el lector pues ¿cuantas personas se detienen a leer este blog? que mas bien debería llamarse soliloquioproductions, pero el asunto es que en la sección hay muy poco de razón, las situaciones que se presentan son algo disparatadas, con las que el lector tal vez no tenga nada que ver, pero si en determinado momento llegasen a ser reales, seria una pesadilla comparada a la vida de algún personaje de Silent Hill, una situación como la que pasare a describir y que me permitio hacer una presentación de algunas "conversaciones" telefónicas (nótese que lo de conversacion es un eufemismo)

Antes de empezar, quiero aclarar que todas las personas que he llamado les caigo bien, por lo menos eso paresia y hasta hablo aun con algunas de ellas, también el hecho de que todas sean mujeres no quiero dar a entender con ello que todas las mujeres sean así y para efectos de conciliación con la posible lectora o lector, le daré la oportunidad de echarme la culpa a mí por juntarme con esta clase de personas.

Al llamar a una amiga que no veía hace unos meses me di cuenta que algo no andaba bien cuando me recibió literalmente con este saludo - "Hola ¿necesitas algo?" - tuve que hacer un esfuerzo enorme para no irme para atrás como lo hacen los personajes de condorito, luego se encendieron las sirenas en mi cabeza y empezó a sonar el aviso de "abort mision" acto seguido despedida y fin de la emisión hasta el sol de hoy.

Con otra amiga es distinto pero igual de raro o patético, pues en persona somos muy buenos amigos, nos entendemos a las mil maravillas hasta podemos pasar por novios, pero por teléfono es otra persona, jamas me había parecido tan entretenida la musiquita que le ponen a uno en los call center y en las oficinas cuando lo dejan esperando, hasta el día que escuche a mi amiga al son de nada convertida en una implacable maquina de monosílabos.

Y sigue esta detestable galería de llamadas contrahechas y deformes con una amiga algo loca (como las otras) pero que tiene la particularidad de hacer de uno un perchero viviente, estar cerca de ella significa cargarle la cartera, el saco o un plato de sopa hirviendo para que se enfrié en tus manos, uno puede llamarla por teléfono pero para ella el tiempo de los demás no existe y de repente lo deja a uno esperando, no se si en ese tiempo que lo deja a uno esperando se deja raptar por marcianos o esta en presencia de la mismísima providencia, pero el caso es que lo deja a uno, para cuando contesta uno ya tiene lista la despedida.

Y la ultima, que en persona como por teléfono se puede entablar una buena conversacion, pero de la cual no se puede esperar que cumpla con una cita, tenga el carácter que tenga, pudiéndose concretar sitio y hora y vente a esperar como una gueva; Hasta que me di cuenta que con ella solo salen las cosas improvisadas porque no quiere asumir ningún compromiso, ni siquiera el de llamar a cancelar la cita, lo que la hace la mas engañosa y por tanto la peor.

De manera que ¿que sentido o razón podría sacar de los fenómenos que describo en esta sección? tal vez puedan hacerse a la idea de el por que de esta seccion o comprender que esa foto es mi verdadera imagen y estas letras mi verdadera voz, pero como ya lo dije anteriormente no me compete a mi, tal vez porque en algún momento del camino me quebré, perdí la cordura y el encanto, pero de este caso en particular solo se me ocurre decir, que como seres sociales que somos y ante esta vida que a veces es tan implacable, una voz amiga puede ser capaz de no dejarnos quebrar, de devolvernos el encanto, de conservar la fe y hasta de no perder la vida. Gracias a todos por su lectura.



Jhon Saenz

2 comentarios:

diego dijo...

vacano el escrito,sincero, comico y hasta sentimental

Chocobo_productions dijo...

Pero ante todo con moraleja y eso si muy pero muy agradecido con el lector, es que hay que echarles cepillo de vez en cuando. Suerte